Magda Lago Russo - La caja de Nyco
Inés Álvarez de Torres es una mujer de temple fuerte, segura de sí misma, que lo encubre con un trato amable y cortés.
Su actitud frente a la vida es optimista y no permite flaquear ante los inconvenientes.
Su vida social es muy activa, su foto se encuentra en las revistas más conocidas junto a personajes destacados en el arte y la cultura.
Nicolás Torres Jiménez, su esposo,
había recibido de sus ascendientes una editorial muy conocida en el país por
donde pasaron hasta su muerte, los escritores de todas las épocas.
Inés provenía de una familia donde
la lectura era una de las disciplinas más importantes, por lo tanto al casarse
con Nicolás aumentó el aporte formativo para la prosperidad de la empresa.
A través de los años, conocieron
autores que se hicieron famosos con sus obras y también los que pasaron sin pena
ni gloria.
Amantes del arte y el conocimiento,
organizaban salones literarios donde concurrían los personajes más selectos.
Al morir Nicolás, dos años atrás,
Inés vendió la editorial. Nadie puede comprender como con una integridad única,
superó la muerte de Nicolás
El secreto de su fuerza y entereza, Inés
lo guarda en lo que ella llama “La
Caja de Nyco” donde pequeños trozos de papel con frases
escritas que Nicolás dejaba todas las noches sobre su mesa de luz, son
conservados como el mayor de los tesoros. Cuando siente que la angustia y la
melancolía la abordan, recurre a la lectura de los pequeños párrafos, que
despiertan en ella los recuerdos y las más puras emociones. A veces se
enternece con...
“pero mudo y absorto de rodillas como adora a Dios ante su altar como yo te he
querido...desengáñate ¡así no te querrán!”
O sus ojos se empañan ante:”Recibe un millón de besos, pero no me los devuelvas,
porque me queman la sangre” y… “Yo no quiero más que
tu vida, son en ti los supremos
elementos”
Hay ¡tanto amor! guardado que no necesita de más nada para
poder vivir el resto de vida.
En una de esas noches donde
hostigada por el dolor no puede conciliar el sueño, recurre a la “caja”, toma
los trozos de papel, los estruja entre los dedos, luego los alisa, toma uno al
azar y lee :
“Amada ven. El bosque es nuestro templo; allí
ondea y flota un santo perfume de amor”.
Como si fuera una premonición, lo separa y lo coloca
dentro del libro de cabecera, desde ahora ese será el mensaje que la ayudará a
vivir el tiempo que le queda.
El día llegará… sentirá en su alma:”Amada ven...” será el llamado que la unirá a su querido Nyco en un
encuentro sin fin.
Por un instante piensa en aquella poesía
de Rubén:
“...pues
no hay dolor más grande que el dolor de estar vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente,”
Nota: Frases extraídas de poemas de: Gustavo Adolfo Bécquer, Pablo Neruda, Delmira Agustini , Rubén Darío.
(c)Magda Lago Russo
Montevideo
Uruguay
Comentarios