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Un capítulo por leer… Kim Bertran Canut

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    “…Cuando decides salir de tu morada, y transitas por el infinito del horizonte lineal, al regresar, traes la piel curtida, una gran perspectiva de entendimiento, innúmeros conciertos en el oído, algún cuaderno escrito, atiborrado de anécdotas, álbumes de fotos con recuerdos, compañeros encontrados en el camino y el último libro…casi leído, bajo el brazo…el mundo seguirá aquí esperando tu llegada…y dispondrá de nuevo tu partida si lo deseas…termina la página y amortigua la luz del día…” © Kim Bertran Canut Barcelona   Kim Bertran Canut, nació en 1960 en Pont De Suert (Lleida) Actualmente reside en Barcelona. Durante 7 años dirigíió junto a   sus   “la asociación cultural CATÁRSIS” Con sede en Barcelona. Publicaron 13 números de la revista Catársis. Se aficionó a la literatura y a la fotografía siendo adolescente. En 1993 publicó   la novela: “Imaginación Atrapada” y en 2002 su   segunda novela:”El Reflejo de los sueños en lunas rotas (perdido en la eterna oportuni

Más allá del álamo, antes del muro - Márcia Batista Ramos

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   Márcia Batista Ramos   Hace dos semanas que el álamo empezó a derramar sus hojas anunciando la llegada del otoño que, oficialmente, empezará en dos días. Esta mañana me quedé mirando por el vidrio de la ventana de la cocina las hojas amarillentas que corrían por el patio arrastradas por el viento. Sentí que alguien me observaba también, levanté la mirada y vi que un par de ojos me espiaban más allá del álamo, antes del muro. Aun temiendo perderlos de vista, me alejé de la ventana y salí por la puerta hacia el patio bañado por la luz de marzo, en busca del par de ojos que me observaban más allá del álamo, antes del muro. Al acercarme sentí un escalofrío y por un instante, no se explicar, ya no los vi, simplemente no estaban ahí mirándome. Entonces, retrocedí sobre mis pasos y los busque con la mirada, porque yo los había visto un momento antes, más allá del álamo, antes del muro. Yo sabía que estaban ahí, como las estrellas que siguen brillando en plena luz del día o como eso

Cuentos breves - Krzysztof T. Dabrowski

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  imagen: Raquel Forner, El encuentro Los dilemas cósmicos   Dos Xerrans, en la nave espacial intergaláctica XC705:   - ¿Se los contamos? - preguntó Ghu   - ¿Para qué? - Dijo Ghi.   - Bueno, deberían saberlo.   - ¿Que no existen? ¿Por qué sabrían eso?   - ¿No te gustaría saber?   - No, no lo haría.   - Por cierto, es curioso que hayan pasado cinco años desde 2012 y ninguno de ellos haya sospechado nada.   - Es bueno que subimos las mentes de todos los humanos al sistema antes del fin del planeta.   - Qué espléndido que hayamos hecho la simulación de la Tierra. Dos Meenaans en la nave interdimensional Naamaaste:   - ¿Vamos a decirles a los Xerrans que se fueron?   --- Viviendo una muerte lenta   Su vida miserable fue una confirmación de que uno muere desde el momento del nacimiento. A lo largo de su vida, se quemó lentamente. Ese maravilloso resplandor de la juventud se desvaneció gradualmente. Sabía que en su lugar vendría otro, otro y otro. Sa

Las calles de estraperlo por Kim Bertran Canut

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      Puertas, ventanas, miradas...todo va a dar a las calles, allí nace la vida, las infancias juegan, pelean, se enamoran...Los adultos sacan sus sillas y sus mascotas y ven  transcurrir  el tiempo, conversando, riendo...casi siempre soñando. Las calles son el patio  de recreo y  la sala de estar, se venden periódicos, discuten de deportes, fuman sus  cigarrillos sin filtro...  fueron calles humanas, hasta que la superpoblación y la industria  automovilística las convirtió  en ardiente asfalto, en peligrosas cuchillas afiladas...y  tuvieron que ocultarse bajo las alcantarillas,  con la oscuridad, la humedad y las ratas. (c) Kim Bertran Canut  Barcelona texto y fotografía: Kim Bertran Canut    Kim Bertran Canut. (Pont de Suert, Lleida, 1960)   Vive en Barcelona ciudad, cuna del Modernismo.   *En 1993, publica la novela corta: “Imaginación atrapada.”   *En 2002, publica la segunda novela: “El reflejo de los sueños en lunas rotas     (Perdido en la eterna oportunidad)”.   *1996

Una visita singular - Cecilia Vetti

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                                                 Detrás de la ventana de ese comedor antiguo, escuchó un ruido seco sobre el cantero del jardín. Un ruido que no era un alboroto de grillos, ni de un gato travieso. Era un ruido tembloroso como si alguien estuviera acercándose. Dejó sobre la mesa el libro de Borges. Se había aficionado a Borges como a una droga diaria, una suerte de manía literaria. Esas lecturas le llenaban el alma, voces tan antiguas como reales. Los libros de su biblioteca se quedaban quietos añorando una mano que los sacara de tanto abandono. Cada vez que terminaba un cuento, se decía: ¿cómo lo escribió? Yo nunca podría hacerlo, y dejaba su cuaderno de notas sobre la mesa. Soñaba con Borges, quería intentar sus pasos lentos ayudados por el bastón. No podía imaginar el porqué estaba enterrado en Ginebra, si el pertenecía a   acá, un país distinto que siempre sabía a pena o a esperanza. Sabía que Borges no quería irse, se lo dijo a su amigo Bioy al despe

Cuentos breves - Krzysztof T. Dabrowski

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    Al psiquiatra   - Sentí un extraño desmembramiento. Yo era mi padre, mi hijo y un maldito ser intangible. Entonces una parte de mí murió, siendo mi hijo. Entonces renació. Mucha gente quiere algo de mí. Peticiones, quejas, insultos, súplicas, agradecimientos... y las cosas que hicieron por mí. ¡Locura! Siento que esto me supera... Doctor, ¿qué me pasa? - Me temo que eres Dios - dijo el psiquiatra. - ¡De ninguna manera! Si yo fuera Dios, no estaría tan cansado. - ¿Harías que todo desapareciera? - ¡Sí, doctora! ¡Excelente idea! Negro total, fecundado por el vacío. Hemos dejado de existir. ----- Caminata nocturna   África. Noche. Banbe se alejó de su tribu. Era soñadora y le gustaban los paseos. También creía que estaba a salvo, que los espíritus de sus antepasados la protegían. Cuando vio unos ojos hipnóticos empezó a dudar. Ella pensó que era una especie de depredador nocturno, pero a la luz de la luna, vio una criatura parecida a un humano. Los

El conjurado - Araceli Otamendi

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  Elina, que había sabido ser amiga y algo más del hijo fue esa mañana temprano a visitar al viejo.  Un sueño durante la noche anterior le anticipó lo que iba a pasar durante la visita.  Elina deslizó la traba del portón que daba al jardín y entró. Un perro atado ladró varías veces. Era un caserón antiguo en la Provincia de Buenos Aires, de esas casas grandes con jardín, galería y patio, frescas en verano, frías en invierno.  El viejo estaba sentado bajo la parra, medio en la sombra se podía ver la curva de su barriga y un poco el pelo blanco. Sostenía en una mano un libro. Algunos rayos de sol se filtraban entre las hojas. Las facciones de la cara del viejo eran casi las mismas de antes. La cara   era un espejo adelantado en años a la del hijo, un espejo que devolvía en la imagen lo que el tiempo podía hacer.  Hacía calor y las cigarras cantaban.  Sentado en una mecedora antigua, de mimbre, el viejo dormitaba, el calor era pegajoso.  Elina, que había llegado casi en puntas de pie se s